Casa Marcelo
C/Huertas, 1
TEL.981 558 580
Santiago de Compostela
Por CavatappiEn una visita reciente a la ciudad del Apóstol Santiago tras unos ribeiros por la calle Franco y la compra de rigor de unos décimos de lotería a un jubilado apostado al lado de la Catedral (por si las moscas), nos acercamos a comer al conocido restaurante Casa Marcelo (
http://www.nove.biz/ga/casa-marcelo), donde oficia el cocinero Marcelo Tejedor. Si he de definir con una palabra la filosofía de la casa, ésta sería LA SENCILLEZ.
Sencillez, de principio a fin, nos costó un poco dar con el local por estar situado en los bajos de una casa antigua donde si no te fijas un poco pasas de largo, al estar carente de rótulos o letreros que indiquen la situación. Una vez dentro, nos ofrecieron el servicio de guardarropa y tomamos asiento. La atmósfera del local, así como la tenue iluminación resulta muy agradable. La oferta gastronómica que nos deparaba fue la siguiente:
Menú degustación 60€/+ IVA
-Paté de Anchoas en pan de romero: Agradable combinación donde predomina el sabor intenso de la anchoa y el contrapunto crujiente de las tiritas de pan tostadas.
-Sopa de Boletus: Rica y reconfortante
-Zamburiñas, almejas y mejillones sobre salsa de alga y hueva de trucha: Equilibrado y bien conseguido, con el toque marino que le aportaba el ramallo de mar en crema de fondo del plato.
-Menestra de setas con lámina de tocino: Quizás el plato que menos nos gustó, aunque estéticamente resultase óptimo (Boletus, trompeta de los muertos y una lámina casi traslúcida de tocino ibérico)
-Merluza de Celeiro con salsa de pimientos y cítricos: El plato del día, la textura del pescado, el punto de cocción exacto y el complemento cítrico del jugo daban como resultado una obra maestra, no me extraña que se la ofreciera al genio Adriá en su visita a la ciudad meses atrás.
-Solomillo de cerdo a la plancha y galleta de yuca: Carne sabrosa tierna y sonrosada, acompañada de un crujiente de yuca que le añade al plato un toque de sofisticación.
De postre nos brindaron:
-Helado de lima, chirimoya y aguacate: El helado delicioso, con unas perlas de Japón de escolta, sin embargo al no apasionarme la chirimoya, el postre no me hizo tilín.
-Tiramisú: Excelente, presentado en vaso y recién elaborado. Quizás la única pega haya sido un exceso de canela.
Para beber escogimos un Louro do Bolo sobre lías (
http://www.bodegasarane.com/), que nos resultó fresco, vivo y fácil de beber, con una botella de agua mineral Cabreiroá (
http://www.cabreiroa.es/) escanciada en unos cuencos de loza en sustitución de los vasos.
Los postres los pasamos con dos copas Domaine Bellegarde 2005 (Jurançon) (
http://www.domainebellegarde-jurancon.com/), que se nos quedaron escasas.
Terminamos con dos calvados Roger Groult 3 años (
http://www.calvados-roger-groult.com/) y dos cafés muy buenos servidos en taza de desayuno y azúcar La Perruche (
http://www.laperruche.com/).
De petit four llegaron unas lágrimas de chocolate y cacao sublimes.
Resumiendo:
Comimos estupendamente, el servicio muy bueno (incluso en alguna ocasión nos acercó algún plato a la mesa el jefe de cocina). Evidentemente no es un restaurante al uso, pues el sistema de trabajo diario con sólo un menú, no deja de ser curioso y puede resultar problemático si al cliente no le gustase alguno de los platos.
No se permite fumar hasta que la última mesa del comedor no haya terminado de comer, en nuestro caso tuvimos que salir 2 veces a la calle a “doparnos”, para continuar con el almuerzo.
La cuenta final nos salió por 172 €, invitándonos al vino dulce y los calvados.
Mantelería: Hilo fino.
Cubertería: Jay 18/ 10 (
http://www.jay.es/)
Pan: Hogazón de elaboración propia (trigo, salvado y centeno), buenísimo
Cristalería: Spieguelau (
http://www.spiegelau.com/)
Vajilla: Varias
Carta de vinos: Suficiente y bien escogida, +- 70 referencias.
Una vez fuera del establecimiento, y dando ya un paseo, nos subimos a un tren turístico (
http://www.santiagoturismo.com/) (5 €/persona) que rodea la ciudad y nos muestra todas las maravillas que acoge y que te enamoran.
En fin; volveremos cuando la economía lo permita.